Qué importante es ese espacio de intimidad, donde encontrarse con uno/a mismo/a. Como adultos lo necesitamos muy a menudo, para dejar atrás el ruido que se genera en nuestra vida. Un lugar propio en el que estar cómoda, segura, donde pensar o dejar la mente fluir y desconectar del mundo.
Durante este tiempo de confinamiento en familia, he necesitado en algún momento huir a ese espacio privado y alejado para parar, tomar aire y un poco de distancia. Como adulta lo he podido gestionar, posponiendo el momento a la noche, cuando la casa duerme.
¿Cómo lo asumen los niños y niñas? ¿Qué hacen cuando quieren salir de escena y alejarse?
La necesidad de soledad o de espacios propios no es exclusiva de la adolescencia y el mundo adulto, sino que, forma parte del desarrollo saludable de la infancia. Las cabañas, casitas o cuevas son espacios necesarios para encontrar esa soledad o intimidad y desarrollar su identidad.
Son entornos seguros que les envuelven y permiten alejarse de la mirada constante del adulto. Estos, son espacios secretos que les pertenecen completamente e invitan a trasgredir.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado un niño/a debajo de una mesa haciendo algo prohibido por el adulto?
Es una invitación a esconderse, ocultarse de las miradas y encontrarse consigo.
Puede haber una casita, tipi o cueva a partir de telas y dejarlo fijo para que el niño/a acuda cuando desee y/o realizar estas construcciones como parte del juego. Lo fundamental es contemplarlo como algo necesario en el diseño del propio espacio escuela o en casa.
Se puede comenzar desde lo más sencillo, como es hacer una cueva con unos cojines. A medida que van creciendo, el refugio tendrá una elaboración mayor y se alejará más de la mirada y presencia de la figura adulta. Además, cuando ese lugar sea construido por ellos/as, pondrá en juego estrategias y habilidades en su creación y normas propias para habitarlo.
En un primer momento, la adulta puede construir una casita y observar qué ocurre: si entra o no, si entra y sale rápido, si no quiere salir, si invita a la adulta a entrar, etc.
La cabaña o refugio representa ese mundo interior, habitado y autogobernado, la necesidad de tomar el control y vivir la independencia desde el juego y disfrute.